sábado, 6 de junio de 2015

¿Por qué deberíamos votar por un candidato como Pedro K., o por alguien de condiciones similares?

Porque nos simpatice o no, el candidato representa una voz de la ciudadanía y no un eco putrefacto de la política actual. Este personaje nace en virtud de causas impostergables. La sociedad se duele de la manera en que se manejan las cosas, y con apatía o con fervor, la mayoría de las personas reprobamos el sistema, o lo haríamos, si no estuviéramos cegados por la necesidad, o si no fuéramos tan tibios.

Es responsabilidad de un ser libre buscar deshacerse de los lastres y cadenas que lo atan, como es responsabilidad de una sociedad humana organizarse y trabajar en beneficio común.

Virtuoso o vil, Pedro K., intenta  algo bajo un estandarte creíble y la sociedad debe responder al llamado, de tal manera que la diferencia hable por nosotros. Más vale la victoria material de los hombres libres sobre los esclavizados, la desarticulación de frases mediocres como “más vale malo por conocido que bueno por conocer”.

¿Alguien es feliz pagando tantos impuestos, cuando es evidente el derroche y el despilfarro ofensivo por parte del Estado en campañas electorales? ¿A alguien en este mundo le beneficia un letrero gigante en su balcón con la carota de una fulana-o fingiendo una sonrisa? Al hacedor de lonas, a los publicistas y a otros tantos, tal vez les beneficie. Pero no es un solo letrero. Son millones, y no sólo se trata de letreros. Se trata de spots, de campañas por internet, de propaganda barata, de gorras, de plumas, de cuadernos, de banderas, de playeras, de gasolina, de infinidad de recursos destinados a hacer una cosa: basura. ¿Qué no puede el motivo ser otro? ¿Qué no puede el Estado emplear a esa misma gente para conseguir recursos útiles? Estamos parados en una tierra riquísima, rodeados de un mar opulento en todos sus aspectos, rebosantes de flora y fauna. ¿Qué hacemos destruyendo la vida, como niñotes maleducados?

¿A alguien le agrada la idea de pagar esos impuestos, para que sean convertidos en desperdicio, así nada más? Lo planteo de otra manera: con el dinero que conseguimos luego de tantos esfuerzos, con el que podríamos comprar descanso, aprendizaje, viajes, comidas, deleites, complacencias…, con ese mismo dinero que mueve a nuestro mundo actual; el sistema que tenemos, ha logrado conjurar de manera cada vez más siniestra: semanas y semanas nefastas de campañas políticas que nadie en su sano juicio soporta.

El sistema de leyes electorales permite la tortura emocional. El Estado, que supuestamente busca el beneficio del individuo, propicia el derroche en suciedad. Todos lo permitimos, porque de algún modo el sistema compra nuestro silencio y nuestra inacción. De lo contrario ya lo hubiéramos cambiado.

No obstante, las cosas pueden ser mejores de lo que son, y si no sucede ahora, será mañana, cuando maduremos, si es que no nos extinguimos antes. Vale la pena hacer el intento de una vez, aunque el resultado parezca inalcanzable. Ya estamos aquí. Aún hay opciones. ¿Por qué le apostamos al destino ilusorio de la lotería y no le apostamos a la oportunidad de alcanzar un panorama más bello?

De cualquier manera, el mundo no se transformará solo con palabras, o con votos. Al final, cierta parte de nuestro futuro dependerá de nuestros motivos y de nuestras acciones. Ahora hay algo en puerta ¿En verdad preferimos un lonche de jamón y una pluma sobre la posibilidad de tener una vida digna?, ¿Preferimos venderle nuestros productos o nuestro esfuerzo al sistema para campañas políticas, cuando por ese precio, después pagaremos más impuestos? Y si no pagamos, ¿preferiremos estar preocupados por no ser sorprendidos y desposeídos de nuestros bienes o de nuestra libertad?, porque el Sistema es estricto, y no permite equivocaciones ajenas a sí mismo.

Cualquiera que sea su papel al final de todo esto, Pedro K., hoy es un valiente con la iniciativa y voluntad suficientes para hacerle frente a todas las telarañas legisladas y malinterpretadas que desaniman pronto a cualquier insectillo entusiasta que quiera atravesarlas. Con su mera presencia en la candidatura, le ha dado una estocada al sistema infecto de partidos políticos. Haremos bien en apoyar esa ruptura, alcanzo a percibir, porque si queremos un futuro diferente, debemos hacer cosas diferentes, como bien lo refirió el señor Albert Einstein.

Por el momento, debemos olvidarnos si él sacará partido personal, si se corromperá, si sus propuestas serán escuchadas o si lo anularán con sucias tácticas, o si el día de mañana la anarquía se vuelve por fin la solución. Hoy estamos aquí, en un país que dice respetar la democracia, por lo tanto, considero que debemos apoyarlo  y mantenerlo con vida dentro de ese coliseo de partidos políticos, si acaso sus ideales perseveran. Incentivemos a nuevos valientes a que purguen las aguas en nuestro nombre, y hagámoslo nosotros, porque aunque la tendencia indique que lo saneado se corromperá de nuevo, la decisión de este momento debe ser intentar salvarnos del naufragio, adoptar medidas diferentes o consumirnos en la indecisión.

México será el país más bello del mundo para muchos mexicanos y quizá para otras personas, sin embargo, padece de un Estado putrefacto, llámese sistema oxidado, organismo canceroso, tutor pervertido. Esa quimera invisible, ha incentivado a que el hombre resalte sus instintos básicos de supervivencia. En la vida diaria, en el contexto en el que vivimos, hay esperanza en la gente, pero falta la fuerza, el ímpetu, el impulso, de movernos por algo más allá que nuestros intereses inmediatos.

Pedro K., apostó a meterse al túnel por su cuenta, al resguardo de una bandera blanca y natural. Si no lo abandonamos en la cueva de lobo, estará más cerca de representar a la comunidad, que las demás figurillas en turno, marionetas de la misma banda, llamada con nombres diferentes, que reciben cantidades exageradas de dinero, por no hacer nada más que generar desperdicios y contaminación visual, auditiva, sensitiva, olfativa, intelectual y espiritual.

¿Qué tan capaz será para maniobrar en el cargo? No es un tema que nos atañe por el momento, por lo pronto hay que abrir bien la puerta para ventilar el antro de reptiles y roedores.

El sistema es complejo y se protege a sí mismo, sin embargo, no es infranqueable porque es creación del propio hombre. Apoyemos a Pedro K., pero sobre todas las cosas, prosperemos como humanidad.


Ésta es una simple opinión, que cada uno haga lo que le venga en gana.

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